Estamos disfrutando este martes en Zagreb. Pronto nos vamos camino al escenario principal del festival INmusic.
Fuente: INmusic festival
Si existe un lugar que a la vez provoca tristeza y admiración, piedad y placer por el arte, ése es el cementerio de Mirogoj; cuando uno viene con un ramo de flores, acompañado de velas y pensamientos que se van muy lejos, a otros tiempos. Se trata de una historia sobre la gente que se queda a pesar de marcharse.
Pero Mirogoj no es sólo un cementerio. Es, a la vez, una máquina del tiempo de este país y un testimonio de mucha gente a la que debemos un respeto por las cosas que hicieron por nosotros. Artistas, políticos, deportistas y luchadores por la libertad espíritual y política... Un interminable número de personas que en su muerte celebran la vida. El cementerio Mirogoj es como un museo de arquitectura y escultura...
Por eso no extraña que sea uno de los cementerios más bellos de Europa. El conocido arquitecto Herman Bollé diseñó este cementerio con una composición monumental de arcadas, pabellones y cúpulas, una rica vegetación y una galería de obras de arte de escultores croatas. Una verdadera galería al aire libre. Las velas tiemblan, la gente pasa en silencio entre las arcadas, entre las obras armoniosas que permanecen y que son el testimonio de ellos y de nosotros. Los monumentos son tanto suyos como nuestros.